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Caracas, 27 de diciembre de 2015.- No. Nosotros nunca prometimos eso, todo lo contrarioNosotros nunca prometimos que al ganar se iban acabar las colas”, expresó, pública y comunicacionalmente, durante una entrevista televisada, el diputado adeco reelecto por la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Henry Ramos Allup, cuando se le inquirió sobre la promesa electoral de la oposición para acabar con las dificultades de la familia venezolana en la adquisición de los productos básicos regulados.
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El desmentido, sin embargo, choca con lo publicado el día de las elecciones por el propio Ramos Allup, quien escribió en su cuenta en Twitter @hramosallup: “hoy el pueblo hará cola para acabar con las infamantes colas”. Igualmente, en otro tuit expresó: “Cola de hoy es para acabar con las colas”, mensajes que se sumaron a las propagandas audiovisuales de la MUD y diversas declaraciones de dirigentes opositores que habían prometido, precisamente, que el 6-D sería la “última cola”.
La respuesta del parlamentario, desmintiéndose a sí mismo y a todo el movimiento de la tarjeta de la "unidad" tras la que se escondieron para no mostrar sus verdaderos símbolos y ocultar sus identidades a los votantes, evidencia cómo la derecha política, tras obtener la mayoría parlamentaria en las elecciones del 6-D para la nueva Asamblea Nacional (AN) que se instala el 5 de enero del 2016, se desentendió de su principal tema para estos comicios, luego que durante todo el año 2015 negaron sistemáticamente y hasta se burlaron de que existiera una guerra económica, tal como fue denunciado por el Gobierno Bolivariano del Presidente Nicolás Maduro.
Con su descarado “desmentido”, la oposición representada por Ramos Allup muestra que no puede, no quiere o no le interesa que las verdaderas razones que generan las colas sean conocidas y resueltas.
La frase desmintiendo todo por parte del reelecto diputado -quien está en este oficio desde la década de los años 80 del siglo XX- recordó la conducta de los dirigentes de la antigua“Coordinadora Democrática (predecesora de la actual MUD). Estos personajes, muchos de los cuales están en la MUD, tras dos meses de daños económicos, humanos y sociales a los venezolanos y al país por el “paro activo” que convocaron abierta y comunicacionalmente entre diciembre 2002 y febrero 2003, paralizando a PDVSA, provocando COLAS en gasolineras, comercios y cierre de empresas con pérdida de empleos y un descalabro económico de miles de millones de dólares, al final declararon simplemente: este paro se nos fue, se nos escapó de las manos”.
Funcionarios del Estado venezolano denunciaron una y otra vez que para la actual guerra económica, impulsada por sectores asociados a la Derecha política desde hace -al menos- 2 años, los dirigentes de la oposición están repitiendo exactamente lo que hicieron en el paro-sabotaje, que fue abierto y televisado, pero ahora sin dar la cara y sin haber cerrado las santamarías de los comercios o industrias.
Insistentemente, el Jefe de Estado ha impulsado acciones para contrarrestar las graves consecuencias ocasionadas por esta Guerra Económica, y ha advertido sobre el fenómeno del “bachaqueo”, que como nueva plaga surgió sospechosamente luego en las calles del país, en conjunto a los contrabandistas de alimentos, gasolina y hasta de billetes de la moneda venezolana en las fronteras con Colombia.
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Operación cívico-militar contra usura comercial:
En noviembre de 2013 el gobierno del Presidente Maduro ordena un vasto operativo cívico-militar, que inició el combate legal contra la bestial especulación detectada en comercios privados, que comenzaron a vender con millonarios márgenes de ganancia los artículos como lavadoras, secadoras, cocinas, neveras, televisores, equipos de sonidos, entre otras mercancías, a pesar de haber sido adquiridas con divisas otorgadas por el Estado y sin que hubiera lógica económica para la grave alteración de los precios que todo el mundo constató.
Estas acciones presidenciales tenían un doble objetivo: avanzar en la conformación de un nuevo orden económico interno que garantizara precios justos y derrotar la guerra económica promovida desde Estados Unidos, que en alianza con la derecha mostraban su empeño de acabar con la Revolución Bolivariana luego de la siembra del Comandante Chávez. La ofensiva gubernamental se propuso reajustar y reordenar todo el sistema de formación de los precios de los bienes en el país, "poniendo al pueblo en el centro del protagonismo" y obligando a los comerciantes a cumplir con la ley en la venta correcta de los bienes de consumo.
"Tenemos una inflación inducida, creada, que tiene un componente multiplicado de especulación", apuntó el mandatario en noviembre de ese año, mientras los cientos de operativos de fiscalización daban cuenta y enfrentaban la especulación desatada por inescrupulosos que decían defender su "derecho" al lucro.
Mediática oligárquica inventa "el dakazo":
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Pero la canalla mediática tenía otros planes: no atacaban la evidente conducta inmoral, irresponsable y usurera de comerciantes e industriales que elevaron injustamente los precios de todos los productos, y por el contrario los defendieron, justificando sus métodos, e iniciando la matriz de opinión según la cual las acciones del gobierno “dispararon la demanda y agotaron en tiempo récord los inventarios”.
Esta campaña la llamaron “el dakazo”, y con ella avalaron todas las acciones posteriores que sectores económicos poderosos realizaron para provocar una supuesta “escasez” de materia prima, de "inventarios" y hasta de dólares que presuntamente nunca recibieron, con lo cual atribuían las “fallas” en su capacidad productiva. Sorpresivamente, la escasez solo ocurría en productos regulados, básicos, nunca en exquisiteces, licores, cervezas o mercancía de lujo, los cuales comenzaron a subir de precio sin lógica económica que la justificase.
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Pero el sistemático respaldo mediático a los especuladores, quienes eran presentados como inocentes emprendedores privados atacados por el gobierno, allanaba el camino para instalar en la mente del consumidor venezolano la necesidad de adquirir cualquier cosa, hacer colas sin sentido, pagar cualquier precio por el producto “escaso”, en un mecanismo psicosocial que fue denunciado por los expertos de conducta social y psicólogos, que alertaban sobre los perniciosos efectos en la salud mental de la sociedad venezolana.
A toda acción del Gobierno atacando el contrabando, el acaparamiento, la usura y la especulación, los medios privados oponían una campaña en contra, que acusaba al socialismo como la causa de todos los males, y falsificaba, tergiversaba e incluso invisibilizaba la verdadera razón de un sistema capitalista rentístico que aún prevalece en el país y que sectores que impulsan el daño a la economía nacional y familiar, quieren seguir disfrutando para su propio beneficio.
La estrategia especuladora no es nueva. En el siglo XX los sectores económicos desparecían la leche, (además de las caraotas, principal producto de consumo popular en la época) para presionar los precios o incluso como chantaje político, provocando "desabastecimiento" y largas colas. No obstante, la prensa de la época, que a pesar de la censura impuesta y la represión era más creíble y veraz que la actual, no hacia apología del especulador y atacaba abierta y públicamente a las roscas, a los comerciantes abusadores, al usurero y exigía acciones contra estos sectores.
La cuña de la carnicería, la leche desaparecida y el papel tualet:
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En 2007, en la campaña electoral para el Referéndum Constitucional que se realizó el 2 de diciembre de ese año, la oposición de derecha ya había aplicado exitosamente la manipulación comercial para influir negativamente en la propuesta del Gobierno de modificar 69 artículos de la Constitución de 1999, entre los cuales estaba el de conformar a Venezuela como Estado socialista. Fue la primera derrota electoral de las fuerzas Revolucionarias.
La treta comunicacional fue, precisamente, inocular el miedo en la población mediante una campaña audiovisual cuyo mejor ejemplo fue la “Cuña del carnicero”, que mostraba a través de una bien estudiada "dramatización". falsedades sobre la reforma constitucional, haciendo creer a los espectadores que se prohibiría y expropiaría toda propiedad privada en el país.
Aunado a esto, sorpresivamente comenzó a “escasear” la leche y otros alimentos básicos de los supermercados y abastos, productos que -tras el triunfo del “No” de la oposición en la reforma- comenzaron a aparecer luego y venderse sin problema alguno. Pero mientras la leche estaba acaparada, los medios privados culparon al gobierno de su desaparición.
Curiosamente, dos noticias de la época mostraban la contradicción de la matriz de opinión que se inoculaba a través de la prensa:
  • En la primera, bajo el título tendencioso de “¿En qué revolución abunda el wisky y falta la leche?, el redactor de Noticias24 reclamaba que no había leche, ni huevos, ni arroz, ni aceites, ni azúcar, pero sobraba alcohol. Y mientras informaba que PDVSA importaría la leche en polvo desde Brasil, tras detectarse que el déficit se debía principalmente a empresas que practicaban acaparamiento y a un puntual problema del producto en el mundo, el redactor avalaba las opiniones de economistas opositores, “como José Guevara, quien dice a este enviado que eso se debe a una ausencia de política productiva, a la falta de inversiones privadas por desconfianza en el sistema y a que Venezuela debe importar casi todo lo que come”.
  • En el segundo artículo, bajo el también tendencioso título de: “Culpan a Chávez por la falta de leche”, el despacho de El Universal atribuía al presidente la falta de leche…pero en Bielorrusia. El diario publicó en forma tendenciosa el “análisis” de una agencia alemana que daba cuenta de la supuesta desaparición del producto en las estanterías de los supermercados en esa nación europea, debido a la exportación de la leche en grandes cantidades a Venezuela.
Pero, además, desde mayo de 2007 la Guerra Económica apuntó a otro producto básico para alterar la cotidianidad del venezolano: el papel higiénico. El acaparamiento de este rubro tan común y necesario fue blanco de los acaparadores y la mejor muestra de la burla especuladora.
En 2015 volverían a manipular la rabia de la gente, simplemente desapareciéndolo de los anaqueles, denunciando supuesto desabastecimiento del producto, pero que siempre aparecía escondido por cientos de miles de rollos en galpones clandestinos.
    Resistir la Guerra Económica:
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    En noviembre de 2015, el Presidente Maduro se dirigió a los venezolanos para fortalecer la conciencia nacional ante estos sectores poderosos que no han cesado en sus ataques contra la familia y la economía nacional.
    “Usted puede estar molesto, le da rabia porque lo han puesto a hacer colas con la Guerra Económica, pero usted, compatriota, debe saber que nosotros tenemos un camino trazado y debemos defenderlo. Le pido a usted que ante la Guerra Económica no se rinda y vayamos a una lucha, sea como sea… Les pido: no se rindan hombres y mujeres de la Patria, sigamos este camino”.
    El Primer Mandatario Nacional ratificó una vez más que con guerra económica, con caída de los precios petroleros e incluso con las constantes amenazas y ataques destemplados de sectores imperiales del gobierno de EEUU, Venezuela no se detiene y continuará privilegiando la inversión en beneficio de la familia venezolana, para continuar cancelando la enorme deuda social acumulada en cincuenta años de injusticias vividas por el pueblo en el siglo XX.
    Los viejos mecanismos de la guerra económica:
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    La Guerra Económica de la derecha no es nueva. El propio Comandante Hugo Chávez ya había denunciado, en 2007, cómo el boicot comercial y empresarial con alimentos y productos escondía un plan de EEUU para influir en la marcha de la economíajunto a otros métodos, políticos y militares, de Washington en contra del gobierno Bolivariano.
    Desde su llegada a Miraflores, el Comandante Chávez alertaba sobre los intentos de la derecha para molestar, engañar y confundir a los venezolanos, tal como hicieron con los chilenos durante el gobiermo del Presidente Mártir Salvador Allende, cuando EEUU ordenó en 1973 hacer“chillar” la economía chilena.
    Chávez recordaba que la meta del Gobierno Bolivariano es que el pueblo “tenga cada día un mejor salario integral, no tiene que ver sólo con el ingreso monetario, tiene que ver con esto: vehículos baratos, comida suficiente y barata, vivienda buena y barata, créditos, pensión justa y adecuada”.
    Llamó a los venezolanos a cuidar lo que se ha logrado hasta ahora: “Venezuela viene saliendo de abajo, de una crisis terrible donde parecía que no había salida”, enfatizó, y reiteró que “lo que nosotros tenemos que cuidar, mucho más que lo que hemos logrado es lo que vamos a lograr (…) Hay que cuidar más el futuro, lo que no ha ocurrido todavía, que lo que hemos hecho. ¡Que no nos vayan a robar el futuro!”, advirtió entonces.
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    Fuentes:
    /ORODRÍGUEZ