lunes, 29 de septiembre de 2014

Mensaje de Rafael Cancel Miranda para las Cátedras Bolivarianas dedicadas a Puerto Rico



Por conducto del compañero Carlos Aznárez, Director, Resumen Latinoamericano

A nombre del pueblo puertorriqueño, latinoamericano y caribeño, quiero expresarle nuestras gracias por su solidaridad con la causa de la excarcelación del compañero Oscar López Rivera, patriota revolucionario puertorriqueño, quien por su lucha por la independencia de su patria, Puerto Rico, lleva más de 33 años en las cárceles del imperio estadounidense.   

Gracias también por el reconocimiento que hacen al patriota Filiberto Ojeda Ríos, combatiente también por la independencia de Puerto Rico y quien fuera asesinado el 23 de septiembre de 2005 por más de 200 agentes de las fuerzas de represión estadounidenses, llamadas FBI (Buró Federal de Investigaciones), la cual es una especie de GESTAPO yanqui en Puerto Rico.  Más de 200 agentes vinieron directamente de los Estados Unidos para cometer el asesinato del compañero Filiberto Ojeda Ríos.  Fue obvio que no vinieron a arrestarlo, sino a asesinarlo pues luego de herirlo, lo dejaron desangrar hasta la muerte.




 



Rafael Cancel Miranda hoy, y otra imagen de este patriota cuando con Lolita Lebrón y otros compañeros entraron a tiros al edificio de las Naciones Unidas, el 1 de marzo de 1954, lo que le costó permanecer encarcelado en EEUU 25 años de su vida de luchador. Hoy con sus 84 años a cuesta sigue peleando por un Puerto Rico Libre.

¿De dónde surgen los Oscar y los Filiberto y otros tantos hombres y mujeres que como ellos han sido perseguidos, encarcelados y asesinados por las fuerzas del imperio yanqui? 

El 12 de mayo de 1898 la Marina de Guerra estadounidense, bajo órdenes del almirante Sampson, bombardeó la ciudad de San Juan de Puerto Rico matando mujeres y hombres puertorriqueños.  Dos meses más tarde, el 25 de julio de 1898, las fuerzas militares estadounidenses, comandadas por el general Nelson A. Miles, invadieron a Puerto Rico.  Hubo resistencia, pero lograron invadirnos.  Desde entonces hemos sido un país ocupado por las fuerzas militares estadounidenses.  El 2 de marzo de 1917 nos impusieron la ciudadanía estadounidense, pese al rechazo del parlamento puertorriqueño, para dos meses después, en mayo de ese mismo año, imponernos el servicio militar obligatorio, lo que a través de los años ha costado la vida a miles de jóvenes puertorriqueños.  En 1949 un tribunal estadounidense me sentenció a dos años de prisión por rehusar inscribirme en su ejército y negarme a matar coreanos. 

Bajo órdenes del coronel Elisha Frances Riggs,  jefe de la policía en Puerto Rico designado por Washington, se ejecutó la Masacre de Río Piedras en 1935 y en 1937 se ejecutó la Masacre de Ponce bajo órdenes del gobernador militar general Blanton Winship,   también designado desde Washington.  En esta última asesinaron a 19 puertorriqueños, entre ellos a la niña Georgina Maldonado, quien salía de la iglesia con sus palmas pues era Domingo de Ramos.  Mis padres fueron sobrevivientes de esa masacre.

Durante 116 años de coloniaje muchos han sido los crímenes cometidos contra el pueblo puertorriqueño.  Como breve muestra, un médico adscrito al ejército yanqui y con el auspicio de la Fundación Rockefeller, el Dr. Cornelius Rhoads,   inyectó células cancerosas  en varios pacientes hospitalizados.  Se usó a las mujeres pobres puertorriqueñas para experimentar con la píldora anticonceptiva y se usaron nuestras aguas y territorio nacional para experimentar con el agente naranja que luego se usaría en Vietnam, así como con otras sustancias químicas de alta peligrosidad, todo ello con fines bélicos. 
           
Por años la policía colonial levantó expedientes ilegales sobre miles de puertorriqueños que expresaran algún sentimiento patriótico o participaran en actividades patrióticas.  Esta persecución redundó en la pérdida de empleos y la destrucción de familias, entre otras tragedias personales.
           
En la década de los setenta, los hogares y  negocios de familias independentistas fueron objeto de incendios, así como de la colocación de bombas; así también las actividades patrióticas.  Tanto la Policía de Puerto Rico como el FBI se hicieron de la vista larga.  En 1978 la Policía colonial entrampó y asesinó a sangre fría a dos jóvenes independentistas en lo que ha pasado a conocerse como el crimen del Cerro Maravilla.

Al iniciarse el siglo XXI continuaron los asesinatos.  El 23 de septiembre de 2005, el patriota Filiberto Ojeda Ríos fue emboscado en su hogar por un comando especial del FBI traído de Estados Unidos y compuesto por más de 200 agentes.  La larga lista de mártires incluye al  hijo del líder independentista Juan Mari Bras y al joven patriota cubano Carlos Muñiz Varela, crímenes que al día de hoy permanecen “convenientemente” sin  esclarecer. 
           
Han destruido nuestra agricultura para convertirnos en un mercado forzoso de los Estados Unidos.  Han destruido nuestra economía nacional para beneficio de su economía.  Miles de puertorriqueños se han visto forzados al exilio, tanto así que actualmente hay más puertorriqueños que residen fuera de Puerto Rico que los que residen en su patria.  La familia de Oscar López Rivera es parte de ese exilio.

El pueblo puertorriqueño ha resistido, tanto en Puerto Rico como en las “entrañas del monstruo”.  Oscar López Rivera ha sido y es parte de esa resistencia por lo que el 29 de mayo pasado cumplió 33 años de injusto encarcelamiento, como también son parte de esa resistencia las 6 mujeres puertorriqueñas que cumplieron 20 años en prisión por defender la dignidad  y el futuro de su patria y que fueron acusadas junto a Oscar y otros patriotas de conspiración sediciosa. 

Nos tomaría mucho tiempo mencionar la lista interminable de prisioneros políticos puertorriqueños a través de nuestra historia, pero hay un caso en particular que quiero mencionar porque es  único en el mundo: un padre, don Ramón Medina Ramírez y sus cinco hijos, entre ellos uno ciego, todos encarcelados al mismo tiempo en prisiones estadounidenses por rehusar ser parte el ejército invasor.  De esa historia provienen Filiberto y Oscar. 

El gobierno de Estados Unidos controla aire, mar y tierra en Puerto Rico y nos consideran una “propiedad” de ellos, tanto así que han tenido la desfachatez de expresar en un informe oficial de la Casa Blanca que pueden vendernos o cedernos a un tercer país sin siquiera consultarnos.  Si eso no es esclavitud, ¿qué es?

Estas son la circunstancia de las que surgen los Oscar López Rivera y Filiberto Ojeda Ríos.  ¿No sería lo mismo en cualesquiera de nuestros países hermanos.  En Puerto Rico la persecución continúa, pero para gloria de nuestro pueblo, también la resistencia.

¡Viva la hermandad en nuestra Patria Grande!

Rafael Cancel Miranda
Exprisionero político

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