martes, 27 de enero de 2015

CELAC: inédita unidad regional ante un mundo complejo


Con visión geopolítica y de futuro, el tercer lustro del siglo XXI arranca con la aspiración de 33 Estados de trabajar juntos por el bienestar de sus pueblos y proyectar esta región en el mundo a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Este foro entró en escena en diciembre de 2011 con voz fuerte para ser escuchado dentro y fuera del continente, pronunciándose por la paz, la autodeterminación, la soberanía y contra la injerencia extranjera, la codicia, la amoralidad del bloqueo a Cuba, la indiferencia con los pobres y marginados del mundo. Con la gallardía de sus logros obtenidos el bloque llega con el lema “Construyendo Juntos” a su III Cumbre en Costa Rica del 28 y 29 de enero, donde Ecuador tomará la estafeta de la presidencia pro témpore.
Celac emplementará mecanismos para lucha con la
              corrupción en la región.

Por su credibilidad y efectividad, la CELAC ya es vista como uno de los bloques multinacionales más atractivos del entramado mundial.

Esta comunidad es inédita por lograr que pese a sus diferencias políticas y conflictos territoriales, sus integrantes han abierto y hecho funcionales espacios de diálogo para la toma de decisiones. Así, este foro confirma su eficiencia y representa los cambios ocurridos en América Latina y el Caribe en los últimos 15 años, como reconoce el historiador de origen guatemalteco, Rafael Cuevas.

Por su credibilidad y efectividad, la CELAC ya es vista como uno de los bloques multinacionales más atractivos del entramado mundial. Desde este foro, América Latina y el Caribe proyectan su importancia y trascendencia hacia un mundo ávido de soluciones y alternativas frente a sus complejos desafíos. Así lo reconoce China, la superpotencia emergente de mayor crecimiento y gran mercado global, que ha encontrado en este bloque regional a un interlocutor clave en el ámbito político y económico.

Coincidentes en su interés geopolítico de contribuir a la paz con estabilidad y crecimiento inclusivo para forjar un mundo multipolar, los dos actores regionales profundizan sus nexos políticos, económicos con un modelo de cooperación que busca la igualdad y beneficio mutuo. Así se avanzan en la región iniciativas chinas de infraestructura, energía, turismo, agricultura, industria, ciencia, tecnología y recursos naturales de gran envergadura.

También al otro lado del Atlántico la CELAC tiene un estratégico interlocutor en la Unión Europea (UE), esa entidad geopolítica que asocia económica y políticamente a 28 países europeos. Pese al agobio en que la crisis global sumió a Los Veintiocho en el último lustro, hoy esos Estados avanzan iniciativas con este bloque en condiciones de igualdad. Los rubros son multidisciplinarios: desarrollo sostenible, migración, empleo, problema mundial de drogas, entre otros. El entusiasmo por los buenos resultados iniciales adelanta que el próximo verano, cuando ambos bloques se reencuentren en Bruselas, ampliarán su cooperación en pactos de: seguridad ciudadana, seguridad alimentaria y educación superior.

Ese amplio y polifacético margen de maniobra de la CELAC es posible por otra de sus características inéditas: la definición independiente y soberana de su propia agenda. Gracias a esa capacidad, sus 33 delegados establecen prioridades e impulsan iniciativas y resoluciones sin injerencia extrarregional; así se impide también el riesgo del desmembramiento e inoperancia que sufren otros bloques regionales.

Con visión estratégica, el mecanismo debate asuntos torales para la región y de relevancia global. En principio, proclamó que América Latina y el Caribe es una región de paz y libre de armas nucleares; bajo la misma lógica, apoya el proceso de paz en Colombia. Acorde a su tiempo, respalda la soberanía argentina de las islas Malvinas y reclama el respeto a la institucionalidad en Venezuela, ante las agresiones y guerra mediática de la derecha radical.

Fiel a su naturaleza humanista, la CELAC rechaza el genocida bloqueo estadunidense contra el pueblo cubano y se manifiesta en favor del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Ante la crisis económica-financiera internacional, ha emitido resoluciones en defensa del orden constitucional para que los países miembros hagan frente a esta cuestión.

Consciente de la importancia de proteger la vida y auspiciar el desarrollo, el mecanismo denuncia los riesgos que implican los efectos devastadores del cambio climático para todo el planeta y adopta políticas públicas para proteger a sus pueblos. A la vez, insiste en que el tema migratorio debe atenderse como fenómeno integral y sostiene su compromiso con la reconstrucción de Haití.

Acorde con su visión pacifista y de futuro, la CELAC asume el compromiso de luchar contra todas las manifestaciones del terrorismo, ese flagelo mundial que también ha afectado a millones en América Latina y el Caribe. Esta gran capacidad de la CELAC para promover iniciativas y proyectos relevantes ha sido también reconocida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en voz de su secretaria general, Alicia Bárcenas, en la II Cumbre del organismo en La Habana.

Pese a los logros, acechan múltiples y difíciles desafíos. Sólo tutelada por latinoamericanos y caribeños, esta Comunidad genera el recelo de Estados Unidos. La otrora potencia hegemónica, despliega a una estrategia de descalificación contra la CELAC con la vieja fórmula de dividir a los países miembros, al adular a unos y vilipendiar a otros. A la par, privilegia los supuestos beneficios de otros bloques regionales de naturaleza imperial opuesta al desarrollo regional, como la Alianza del Pacífico que lidera Washington y que sacrifica la integración por la dependencia.

Al mismo tiempo, se recurre a la estrategia de invisibilidad mediática. A días de que comience la III Cumbre, la prensa corporativa evita la cobertura informativa sobre los avances y la original naturaleza del mecanismo. El objetivo es claro: acabar con la CELAC. Será este 28 y 29 de octubre, en el seno de la III Cumbre del mecanismo, cuando los delegados de estas 33 naciones latinoamericanas y del Caribe vuelvan a mostrar al mundo su compromiso real de luchar contra la pobreza y a favor de la inclusión social ámbitos en los que –reconoce- aún hay que avanzar, así como en transparencia y rendición de cuentas.

Estemos pendientes, que Nuestra América tiene los valores para soñar por lo que antes era imposible. La joven CELAC aún tiene mucho que mostrar al mundo.

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