sábado, 25 de julio de 2015

Fedecámaras ya no sabe qué decir


La Asamblea anual de Fedecámaras, celebrada la semana pasada entre tequeños de queso manchego y tragos de whisky -18 años- aliñados con cubitos de agüita perrier, aparte de nombrar un nuevo tren directivo y conferir reconocimientos a los especuladores del año, también aprovechó la oportunidad para volver a ofrecerle a Venezuela el tenebroso recetario del FMI entre quejidos y gagueos.

Gagueo empresarial sobre "el modelo"

Uno de los arietes más importantes que utiliza Fedecámaras está dirigido a atacar insistentemente el amplio proceso de nacionalizaciones y expropiaciones realizadas por el Gobierno Bolivariano en empresas de interés estratégico para la nación, aquellas que fueron rifadas por cuatro chapas y una dotación eterna de salchichón importado en el casino inaugurado después de la crisis financiera del año 94.
Según sus voceros, las expropiaciones realizadas en un conjunto de empresas (improductivas) planificadas para la importación de chatarra transnacional y la estafa cambiaria , son las "culpables" de lo que ellos definen con una sonrisa de oreja a oreja: "escasez" y "crisis económica".
Sin embargo, las quejas recurrentes que sintetizan la incomodidad de no conseguir determinados productos no están asociados con la producción, distribución y comercialización de mercancías que están bajo la rectoría del Estado. Siempre los quejidos se emanan a partir de los pañales, las hojillas de afeitar, el champú, el jabón, el papal tualé, la pasta dental, productos cosméticos de distinto nivel de toxicidad, harina pan y la -monopólica- gama de productos Polar que abarca una buena parte de la producción privada de alimentos.
Ninguna de estas mercancías las produce el Estado o empresas afiliadas a alguna de sus corporaciones. Son productos importados, elaborados y comercializados, y por ende acaparados y contrabandeados por empresas transnacionales como Procter and Gamble, Colgate-Palmolive, Kimberly-Clark y "nacionales" -en apariencia- como Empresas Polar.
Las empresas estatales productoras de arroz (Venarroz), harina de maíz (Proarepa/Pronutricos), aceite (Diana), café (Fama de América), mantequilla (Diana), mayonesa (Diana), hierro (Sidor), aluminio (Venalum), cemento (Invecem), vidrio (Venvidrio) y jugos, productos lácteos y salsa de tomate (Lácteos Los Andes), están trabajando al tope respondiendo activamente contra la guerra económica, al igual que los organismos de distribución, importación parcial y empaque de productos como carne, pollo, granos, entre otros alimentos.
Cuando defenestran de "el modelo" refiriéndose a las expropiaciones como causante de la "crisis económica", lo que intentan ocultar es la inserción del aparataje económico transnacional en los mafiosos engranajes de la guerra económica a escala nacional. Ya no saben qué decir para convencernos de que las ingentes cantidades de alimentos producidos y distribuidos por el Estado en los anaqueles son una alucinación más.
La guerra económica desmanteló en un tris décadas de propaganda basura sobre el supuesto empresario honesto y productivo

Francisco Martínez o el importador de chatarra

El nuevo presidente de Fedecámaras, Francisco Martínez, es un parásito consumado en la importación de chatarra para la construcción de edificios, complejos inmobiliarios y centros comerciales desde Estados Unidos.
Tataranieto del famoso contrabandista danés de cacao y café en la costa marabina Christian Witzke, además fundador de la Cámara de Comercio del estado Zulia en el año 1894. Su padre, Mauricio Martínez, también presidente de dicha organización en la década de los 80, hizo llave al igual que el abuelo Witzke con la aristocracia latifundista de los Boulton y compañía, apropiándose de todo el territorio zuliano como base para el tráfico de influencias en pro de conseguir jugosos contratos internacionales con empresas gringas e inglesas en el área comercial.
A partir de ese legado de saqueo y piratería, Francisco Martínez heredó el mafioso cartel de la construcción chatarra en Venezuela, conocido como Grupo Maquinarias y Minería, encargado de la importación y comercialización de materiales para la construcción provenientes de empresas gringas tales como Pettibone, Barko y Armstrong.
Francisco Martínez no es un "empresario nacional", simplemente es un bodeguero que especula con chatarra importada desde Estados Unidos con las divisas que subsidia el Estado venezolano. Bodeguero que, por cierto, firmó el decreto golpista de Carmona Estanga en el año 2002, apoyando sin chistar todas las acciones de desestabilización patronal desde su base de operaciones en Maracaibo. Está estrechamente vinculado a Richard Obuchi y Michael Penfold, ambos asesores de Capriles Radonski.

Los quejidos continuarán

Fedecámaras al finalizar la Asamblea expuso ante el país cinco propuestas para "reactivar" la economía venezolana.
Lo que ellos llaman "reactivación", "estímulos a la empresas privadas", "transparencia fiscal" y "reducción del gasto público", es en realidad la intención clara de aplicarle a cabalidad la cartilla neoliberal a Venezuela: eliminar pensiones, subsidios, misiones sociales, aumentos de salarios y todo aquello que beneficie a la inmensa mayoría nacional enmiseriada durante 500 años de saqueo.
Pero lo insólito del documento no es la propuesta en sí, pues ellos debido a su condición de clase sólo pueden ofrecer hambre y miseria como política pública.
Lo verdaderamente inaudito es que después de 100 años de piratería, contrabando, importación masiva y tráfico de influencias para enriquecerse delictivamente mediante la captación absoluta de la renta petrolera, tienen el caretablismo de decir que "ahora sí van a trabajar por Venezuela, a producir y dejar la dependencia de las renta petrolera".
Intentan lavarse la cara con jabón azul porque tienen conocimiento de que la agudización de la guerra económica desmanteló en un tris décadas de propaganda basura sobre el supuesto empresario honesto y productivo que trabaja por Venezuela.
Quedaron en evidencia como los propios bodegueros locales del poder económico transnacional. Y por esa misma razón no se interesarán nunca en invertir o en producir, porque aunque se pongan trajes altamente costosos por debajo siempre se sentirá el tufito a caporal, aunque tenga linaje danés.

MISION VERDAD

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