lunes, 23 de noviembre de 2015

Macri: la pieza de la derecha para controlar América Latina

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                                                                                                                                        Por Micaela Ryan /Resumen Latinomericano / Notas/ 20 de noviembre 2015.-
Aclaración: Este artículo fue escrito dos dias antes de la votación, pero ofrece elementos que sirven para ste presente de triunfo macrista.
Las rebeliones populares que se produjeron en el continente a fines de siglo XX y principios del XXI como rechazo a los modelos neoliberales y sus consecuencias sociales y económicas, lograron cambiar parte de la historia del continente. Tal vez la expresión más cabal es la derrota del proyecto ALCA en noviembre de 2005, alterando las relaciones de dependencia entre los países latinoamericanos y Estados Unidos, por primera vez en la historia. La conformación de la UNASUR y la CELAC años más tarde, permitieron consolidar un nuevo bloque regional que estableció mayores grados de independencia con respecto al gobierno de Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA), la herramienta norteamericana para el continente.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos no abandonó su empeño en dominar la región y para eso, planteó un objetivo claro: retomar el poder político y aniquilar, como ellos lo denominan, al “bolivarianismo”.
A principios de siglo, mientras los gobiernos neoliberales caían o huían frente a la indignación popular, en Washington elucubraban nuevas estrategias para retomar el poder político que habían perdido en países como Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina, Paraguay, Honduras, entre otros. En algunos de estos procesos, como los últimos países mencionados, lo hicieron mediante golpes de Estado. No obstante, la estrategia del consenso y la táctica electoral se han convertido en el principal camino elegido para esta etapa. Macri en Argentina, Aécio Neves en Brasil, Capriles y López en Venezuela, Guillermo Lasso en Ecuador y Samuel Doria Medina en Bolivia son los encargados de romper los procesos integracionistas en América Latina. Y para ello se han trazado un plan, pensado desde años por su máximo referente regional: Álvaro Uribe Vélez. Este plan comienza con un posible triunfo de Macri en el balotaje presidencial del próximo domingo.
En un artículo publicado por el diario La Nación el 2 de noviembre pasado, Andrés Oppenheimer, periodista argentino residente en Miami, columnista de CNN y férreo opositor de los gobiernos populares latinoamericanos, manifestó: “Estos grandes cambios en el mapa político de América Latina (refiriéndose al posible triunfo de la derecha en Argentina y un juicio político contra Dilma en Brasil) tendrían un gran impacto en las elecciones legislativas de Venezuela del 6 diciembre. Privarían al presidente de ese país, Nicolás Maduro, del apoyo de los mayores países de la región si decidiera hacer un fraude electoral”.
Continuando con su proyección, Oppenheimer reveló, en el mismo diario el 11 de noviembre, otra pieza importante en este armado: Luis Almagro, Secretario General de la OEA. Este uruguayo, quien fuera canciller durante la presidencia de José Mugica, publicó esta semana una carta de 18 carillas en la que cuestiona el sistema electoral venezolano, comprobado por la UNASUR y el Centro Carter como uno de los más avanzados y seguros del mundo. Oppenheimer insiste: “En este nuevo clima político, puede que Almagro haya decidido tratar de ponerse a la vanguardia de los cambios que se vienen. Cualesquiera que fueran sus motivos, merece un aplauso por mostrar liderazgo y tratar de hacer cumplir los tratados de la OEA en defensa de la democracia en la región.” Estas declaraciones van en la misma línea que aquellas emitidas por John Kelly, jefe del Comando Sur, en octubre, cuando manifestó que ora por Venezuela porque “su pueblo está sufriendo terriblemente” y que el gobierno de Estados Unidos está dispuesto a intervenir en Venezuela por la “crisis humanitaria y sólo si se nos pidiera”, mediante organismos como la ONU, la OEA y las FAO.
Más recientemente, el 17 de noviembre, Oppenheimer publicó un artículo de opinión en El Nuevo Herald titulado “La política exterior de Macri”. En línea con toda la corporación mediática, quienes dan por asumido que Macri es el ganador del domingo, Oppenheimer dice: “Sobre los bloques económicos y políticos de América del Sur, Macri ha dicho que su prioridad será forjar una “alianza estratégica” con Brasil para, conjuntamente, iniciar conversaciones de unidad con el bloque de la Alianza del Pacífico. Hasta ahora, Argentina había sido reticente a un acercamiento a ese bloque, al que Venezuela y Bolivia se han referido como demasiado cercano al “imperialismo” norteamericano”.
Y agrega que, “(Macri) renovaría el vínculo bilateral (con Estados Unidos), y que la prioridad con Washington sería coordinar esfuerzos conjuntos en la lucha contra las drogas. El gobierno de Macri también reduciría significativamente la retórica antiestadounidense de Argentina”.
Al mismo tiempo, todos los analistas internacionales que han publicado artículos sobre este tema coinciden en la línea “aperturista” de Macri. Entrevistado por AFP, Mauricio Claveri, de la consultora Abeceb, dijo que “con Macri, tal vez la estrategia de inserción apunte con mayor decisión a la Unión Europea y Estados Unidos, y no tanto al Mercosur”. El objetivo de Macri es torcer la voluntad actual del bloque y concretar un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea y la suspensión de Venezuela del Mercosur, en la próxima reunión del bloque a realizarse el 21 de diciembre en Asunción.
Lo cierto es que las manifestaciones de este periodista evidencian lo ya conocido: desde Washington se refriegan las manos frente a un posible triunfo electoral de Macri en la segunda vuelta del domingo 22. Como reveló Santiago O`Donnell en su libro “ArgenLeaks” (donde desclasifica los documentos revelados por Julian Assange), Macri intervino al menos cinco veces ante la Embajada de Estados Unidos para pedir sanciones de este país contra el gobierno kirchnerista. Esto demuestra que su relación y diálogo con esta embajada es muy frecuente.
Todos estos elementos indican que, si Macri logra un triunfo el domingo, Argentina se convertirá en la punta de lanza de Estados Unidos para erosionar la independencia regional impulsando desde el sur una reedición de las conocidas “relaciones carnales” de los `90.

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