sábado, 26 de diciembre de 2015

Lo que no dice Tomás Guanipa sobre la dolarización


El candidato opositor a la reelección Tomás Guanipa hace de la fantasiosa "dolarización del salario" un eje fundamental dentro de su campaña electoral. Pero más allá de ser una postura abiertamente antinacional e inconstitucional, ya que la única moneda de curso legal dentro de Venezuela es el bolívar, ¿qué significa dolarización como concepto político y económico? ¿Cuáles serían sus consecuencias inmediatas para la nación?

Dolarización: última fase del proyecto neoliberal

La dolarización supone, en términos generales, la aniquilación de la moneda nacional de cualquier país con el propósito de posicionar al dólar estadounidense como medio de pago y como palanca para el saqueo. Se define como un proceso en el cual la élite política y económica, arrodillada y mantenida por el imperialismo, finiquita una de las cláusulas más importantes del proyecto neoliberal: la desaparición del Estado-nación (y de la soberanía política) en el ámbito económico.
Ya en las décadas de 1980 y 1990, con la definitiva imposición del capital financiero-especulativo sobre América Latina, la dolarización representaba una evolución natural del saqueo propinado aguas abajo por la burguesía parasitaria nacional desde principios y durante el siglo XX.
Estos negociadores que se encargaron de expoliar intensamente la renta producida por la extracción de recursos energéticos y minerales, caso específico del Ecuador, protagonizarían la entrega definitiva décadas después para que la dolarización impusiera un nuevo ciclo de acumulación desde los sectores finales e intermedios de la economía nacional (actividades comerciales y especulación financiera). La construcción definitiva del para nada paradisíaco paraíso fiscal.
Los primeros efectos de la dolarización en Ecuador y El Salvador beneficiaron enormemente al sector financiero y a los intermediarios de la banca privada que aumentaron sus márgenes de ganancia parasitaria a partir de la libre circulación de las inversiones extranjeras y de la consecuente limitación de las funciones reguladoras del Estado. Lo mismo pasó en Argentina cuando Menem implementó la cuasidolarización con la Ley de Convertibilidad del Austral.

Breves ejemplos históricos

  • En Ecuador la economía se dolariza en el año 2000 luego de varias crisis financieras (orquestadas por el parasitismo bancario al cual hacíamos referencia). Este sector le propinó un daño estructural al país (devaluación e hiperinflación, cualquier parecido con Venezuela no es pura coincidencia) para luego justificar la necesidad de ser "salvados" (y beneficiados) por la dolarización y la demolición del Estado. Se institucionalizó la fuga de capitales y el 20% más rico logró apropiarse del 60% del ingreso nacional en divisas.
  • Otra medida importante dentro del proceso de dolarización en Ecuador fue laliberación del sistema tributario, fiscal y laboral de la nación, disminuyendo las acciones impositivas y regulatorias del Estado hacia las principales transnacionales con el objetivo de promover el saqueo por la vía de la exportación. Reducción abismal en la inversión social estatal: los grandes carteles económicos extranjeros asumirían la especulación como modelo en áreas estratégicas del país (salud, vivienda, educación, etc.).
La dolarización se traduce en neoliberalismo, en el desmontaje del Estado
  • El Salvador fue dolarizado el mismo año que Ecuador bajo la Ley de Integración Monetaria. El país centroamericano tiene un aparato productivo bastante disminuido y básicamente subsiste de las remesas que envían los ciudadanos desde el Imperio de la esclavitud, Estados Unidos. Se eliminaron los impuestos de importación, las restricciones arancelarias y se aumentó el IVA con el objetivo de favorecer al sector financiero extranjero. Como El Salvador perdió la capacidad de imprimir moneda y financiar con autonomía el gasto público, 13 días luego de la dolarización ocurrió un terremoto importante y el Estadono pudo responder ante el desastre. Se tuvo que apegar a la caridad internacional, pues había desaparecido su capacidad política de gestionar la economía. Luego de la dolarización, El Salvador tiene una pobreza calculada por el orden del 34%.
  • Panamá está dolarizado desde el año 1904 en el marco de la construcción del Canal Interoceánico. Esta maniobra financiera de espectro completo fue aplicada con el objetivo de eliminar las barreras arancelarias y los impuestos para beneficiar las exportaciones desde ese país, además de promover la inyección libre de capital financiero que sólo beneficia a las grandes empresas.

Consecuencias directas

Sobre la base de los ejemplos acá referidos, cuando una economía es dolarizada el Estado pierde la prerrogativa en cuanto a la política económica. Al no tener la capacidad de producir dinero (política monetaria), tampoco tiene la posibilidad de construir estrategias para las inversiones de forma soberana. Se ve obligado a bajar la cabeza y reducir los márgenes de acción en el ámbito fiscal y tributario, pues una de las premisas de la dolarización (en teoría) es estimular la "producción" y las "exportaciones", con el interés (de unos pocos) de convertir al país en un territorio atractivo para la inversión extranjera que detenga las presiones inflacionarias.
Pero en la práctica la dolarización se traduce en neoliberalismo, en el desmontaje del Estado con respecto a la economía.
El control cambiario vigente en nuestro país no sólo permite impedir la fuga de capitales, sino que otorga al Estado la capacidad de decidir políticamente a quién sí y a quién no otorgarle divisas, hacia dónde dirigir los dólares y la utilización del gasto público para financiar proyectos de inversión social. Por ejemplo, si entra en caso el mercado internacional de materias primas (petróleo, hierro, oro, etc.), Venezuela puede imprimir dinero para paliar los desequilibrios económicos que genera la situación. Con la dolarización se perdería esta capacidad.
Tampoco puede controlar la salida de dólares del país. La economía se sobreexpone a la saña del capital especulativo extranjero.
Si Venezuela (hipotéticamente) fuera dolarizada el día de mañana, el Estado perdería toda capacidad de decisión económica. No existiría la Gran Misión Vivienda Venezuela, ya que las inmobiliarias gringas (y europeas) serían las privilegiadas para construir urbanismos altamente costosos. No existiría la Gran Misión AgroVenezuela, ya que Monsanto y Dupont serían los primeros beneficiados para "invertir" (transgénicamente) en el campo venezolano. No existiría Barrio Adentro, Mercal ni Pdval. Se desmontaría la Seguridad Social, los CestaTickets y cualquier otro subsidio directo. Toda gestión económica nacional y soberana desaparecería en tan sólo instantes para beneficiar a banqueros y empresas extranjeras.
La especulación se vestiría de verde, y no existiría Gobierno Bolivariano que subsidie y parapetee las distorsiones económicas que se profundizarían vertiginosamente. "Allá tú" te mandarían a decir Mendoza y el nuevo presidente de Fedecámaras, felices de que Washington cabalgue de mano en mano, narrando con prepotencia imperial su victoria sobre Bolívar. Al final del día, Washington es el verdadero padre de la patria en su espíritu dolarizado.
El bolívar no sólo sirve para transar mercancías, es un mecanismo de protección económica
El Estado no puede, luego de la dolarización, negarle los dólares al capital especulativo-financiero, a la oligarquía parasitaria y a los grandes carteles de la importación. El Banco Central de Venezuela (BCV), como lo conocemos hoy, sería convertido en un grandísimo centro comercial. Al lado estaría, obviamente, una gigantesca sucursal de Citibank o de Bank of America otorgando créditos impagables.
La dolarización no cura la inflación, y menos en Venezuela donde la sobrefacturación de divisas y la fijación de precios es totalmente mafiosa y delincuencial. Los parásitos serían felices, eso sí que es seguro. Irían con la inmensa cantidad de bolívares que poseen tras años y años de especulación cambiaria y se llevarían hasta el último dólar de las Reservas Internacionales con el objetivo de hacer jugosos negocios con la gran banca internacional, con las grandes empresas transnacionales, consiguiendo un incremento exponencial de sus prácticas de parasitismo importador, para luego fijar el precio que les dé la gana. Eso sí, en dólares.

Final bolivariano

El bolívar, más allá de ser una moneda para transar mercancías, es un mecanismo de protección económica. Si Venezuela estuviese dolarizada (como aspira Tomás Guanipa) no podría tener una política fiscal y tributaria autónoma. Es decir, el salario, la capacidad de consumo y la producción estarían sujetas alshock externo, a las manipulaciones cambiarias y energéticas orquestadas desde el poder global.
En criollo: el Gobierno sólo podría aumentar salarios y elevar la capacidad de consumo cuando los precios petroleros (ampliamente manipulables) así lo permiten. Si estos bajan por decisión de la élite financiera norteamericana, usted se jodió literalmente. Por esa razón específica el bolívar y la direccionalidad económica del Gobierno Bolivariano permiten que, en un contexto donde los precios petroleros se han venido abajo, el nivel de los salarios sigan estables y en aumento permanente.
Tomás Guanipa no es un genio ni mucho menos (dentro de la base electoral opositora, por supuesto) al proponer la dolarización en Venezuela, ya el think-tank Cedice Libertad y la transnacional Ford han contribuido en el lanzamiento de varios globos de ensayo para incluir dicha "propuesta" dentro del debate público nacional.
"Su plan", que en el fondo ni es suyo como tampoco los medios para realizarlo, no consiste en simplemente sustituir al bolívar y promover el desmantelamiento del Estado en beneficio absoluto de las corporaciones trasnacionales, sino, más bien, consiste en derogar todo aquello que tengo tufito a Venezuela, sea Banco Central de Venezuela, billetes con la cara de Simón Bolívar, edificios de la GMVV con la firma de Chávez, aumentos de salarios y Pdvsa. Él quiere ser diputado para ser soldado de primera fila en la guerra contra todo un país que cambió para siempre. Y para siempre se quedarán con las ganas.

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